Pensamiento socialista
Frederick
Engels se hizo socialista estando en
Inglaterra. En la ciudad de Manchester se puso en contacto con los militantes
del movimiento obrero inglés existente en aquel entonces y empezó a colaborar
en las publicaciones socialistas inglesas. En 1844 conoció
a Marx, con quien ya mantenía correspondencia. Marx, bajo la influencia de los
socialistas franceses y de la vida en Francia, también se hizo socialista. En la capital de Francia
los dos amigos escribieron juntos su obra La sagrada familia o Crítica de la crítica crítica. Esta obra, escrita en su mayor
parte por Marx y que apareció un año antes de La situación de la clase obrera
en inglaterra, contiene las bases del Socialismo Revolucionario - Materialista.
Ya antes de la aparición de La sagrada familia, Engels había
publicado en la revista Anales
franco-alemanes, editada por Marx y Ruge, su Estudio crítico
sobre la Economía política,
en el que analizaba desde el punto de vista socialista los fenómenos básicos
del régimen económico, como consecuencia inevitable de la dominación de la
propiedad privada.
Desde 1845 a 1847 Engels
vivió en Bruselas y en París, alternando los estudios científicos
con las actividades prácticas entre los obreros alemanes residentes en dichas
ciudades. Allí Engels y Marx se relacionaron con una asociación clandestina
alemana, la Liga de los comunistas, que les encargó que expusiesen los principios
fundamentales del Socialismo elaborado por ellos. Así surgió el famoso Manifiesto del Partido Comunista de
Marx y Engels, que vio la luz en el año 1848.
Alienación
Con una visión de futuro increíble, los autores del Manifiesto previeron las condiciones que
precisamente ahora está sufriendo la clase obrera en todos los países.
"La extensión de la maquinaria y la división del trabajo
quitan a éste, en el régimen proletario actual, todo carácter autónomo, toda
libre iniciativa y todo encanto para el obrero. El trabajador se convierte en
un simple resorte de la máquina, del que sólo se exige una operación mecánica,
monótona, de fácil aprendizaje. Por eso, los gastos que supone un obrero se
reducen, sobre poco más o menos, al mínimo de lo que necesita para vivir y para
perpetuar su raza. Y ya se sabe que el precio de una mercancía, y como una
de tantas el trabajo, equivale a su coste de producción. Cuanto más
repelente es el trabajo, tanto más disminuye el salario pagado al obrero. Más
aún: cuanto más aumentan la maquinaria y la división del trabajo, tanto más
aumenta también éste, bien porque se alargue la jornada, bien porque se
intensifique el rendimiento exigido, se acelere la marcha de las máquinas,
etc.".
Marx y Engels explicaron en el Manifiesto
Comunista que un factor
constante en toda la historia es que el desarrollo social se lleva a cabo a
través de la lucha de clases. Bajo el capitalismo, esto se ha simplificado en
gran medida con la polarización de la sociedad en dos grandes clases
antagónicas: la burguesía y el proletariado. El enorme desarrollo de la
industria y de la tecnología en los últimos 200 años ha llevado al aumento de
la concentración del poder económico en unas pocas manos.
"Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad,
es una historia de luchas de clases", dice el Manifiesto en una de sus frases más célebres.
Durante mucho tiempo, a muchos les parecía que esta idea era anticuada. En el
largo período de expansión capitalista que siguió a la Segunda Guerra Mundial,
con pleno empleo en las economías industriales avanzadas, con el aumento de los
niveles de vida y las reformas (¿recordáis el Estado del Bienestar?), la lucha
de clases, efectivamente, parecía ser una cosa del pasado.
Marx predijo que el desarrollo del capitalismo conduciría
inexorablemente a la concentración del capital, una inmensa acumulación de
riqueza por un lado, y una inmensa acumulación de pobreza, miseria y trabajo
insoportable en el otro extremo del espectro social. Durante décadas, esta idea
fue desmentida por los economistas burgueses y los sociólogos de universidad
que insistieron en que la sociedad se estaba volviendo cada vez más igualitaria
y que todo el mundo se estaba convirtiendo en clase media.
La libertad y el problema del mal
el punto de partida de San Agustín es el ser humano caído y redimido por un cristo y de aquí dice que ''el ser humano es libre porque puede valerse de su voluntad pero debe elegir el camino hacia Dios porque por él ha sido creado''.
Esta capacidad de elegir bien solo es posible con la ayuda de la gracia de dios que pacifica el alma y una vez de esta limpia el amor se dirigirá hacia dios.
En cuanto al origen del mal , se distingue el mal fisico y el mal moral. El mal moral es el uso inadecuado que hace el ser humano del libre albedrío, pero también con conocido como pecado origina, según el cual, el alma enferma queda suspendida al cuerpo e inclina hacia el mal.
El mal físico se corresponde con la ausencia del bien ya que según la explicación neoplatónica sobre la existencia del mal según la cual el MAL no es un SER.
Todo lo creado es bueno pero no absolutamente bueno porque solo DIOS lo es.
Teología
El estudio de las cosas o
hechos relacionados con Dios es el estudio y conjunto de conocimientos acerca
de la divinidad.
Este término fue usado por
primera vez por Platón en La república para referirse a la
comprensión de la naturaleza divina por medio de la razón, en oposición a la
comprensión literaria propia de sus poetas coetáneos. Más tarde, Aristoteles empleó el término en numerosas
ocasiones con dos significados:
*Teología al principio como denominación
del pensamiento mitológico inmediatamente previo a la Filosofía, en un sentido peyorativo, y
sobre todo usado para llamar teólogos a los pensadores antiguos
no-filósofos (como Hesiodo y Ferisides de sirios).
*Teología como la rama fundamental y más importante de la Filosofía, también llamada filosofía primera o estudio de los primeros principios, más tarde llamada Metafísica por sus seguidores y que para distinguirla del estudio del ser creado por Dios, nace la filosofía teológica que se la denomina también teodicea o teología filosófica.
*Teología como la rama fundamental y más importante de la Filosofía, también llamada filosofía primera o estudio de los primeros principios, más tarde llamada Metafísica por sus seguidores y que para distinguirla del estudio del ser creado por Dios, nace la filosofía teológica que se la denomina también teodicea o teología filosófica.
San Agustín tomó el concepto teología natural de la gran obra «Antiquitates
rerum divinatum», de Marco Terrencio Varrón, como única teología verdadera de entre las tres
presentadas por Varrón: la mítica, la política y la natural. Sobre ésta, situó
la teología sobrenatural, basada en los datos de la revelación y por tanto
considerada superior. La teología sobrenatural, situada fuera del campo de
acción de la Filosofía, no estaba por debajo, sino por encima de ésta, y la
consideraba su sierva, que la ayudaría en la comprensión de Dios.
Teodicea es un término empleado
actualmente como sinónimo de teología natural. Fue creado en el s.XVIII por Leiviniz como título de una de sus obras: «Ensayo
de Teodicea. Acerca de la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen
del mal», si bien Leibniz se refería con teodicea a cualquier investigación cuyo
fin fuera explicar la existencia del mal y justificar la bondad de Dios.
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